Mi yo Ilustradora

Ilustro bajo el seudónimo de a.k.e.d.a porque hay algo en el dibujo que me devuelve al centro.

Como si trazar una línea pudiera calmar lo que se agita adentro.

El dibujo siempre me llama. Cuando sucede, mi sistema encuentra su ritmo, como quien escucha un idioma que no necesita traducir.

Trabajo desde el detalle, pero no busco perfección. Me interesa lo que se escapa entre los fragmentos, las emociones que aparecen en lo que no se dice del todo. Juego con capas, con texto, con silencios.

El color me devuelve vitalidad. Uso neones, tonos que vibran, como si guardaran algo de esos rincones luminosos de la infancia. Tal vez, en un mundo que a veces pesa, dibujo para recordar que algo puede brillar desde adentro.

A veces dibujo el dolor, pero no para exponerlo, sino para entenderlo. Lo habito desde el deseo de comprender, con una dignidad suave, una luz que no encandila, pero acompaña.

Mi estilo se mueve entre lo evidente y lo secreto. Siempre hay un gesto mínimo, un guiño escondido. Dibujar no es sólo mostrar: es invitar.